miércoles, 27 de febrero de 2013

Hannibal (2001)

Aunque fue mal recibida por la crítica, y ¿cómo no? tras el increíble espectáculo de sutil espectáculo que dio Silence of the Lambs, la cinta dirigida por Ridley Scott, secuela de la mencionada y capítulo final de la trilogía, es un grotesco contenedor de las perversiones de personajes como Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) o Mason Verger (Gary Oldman), y ¿porqué no también de Paul Krendler (Ray Liotta) y hasta la princesa en apuros Clarice Starling (Julianne Moore)? Con un trama sobre el intento de Hannibal por pasar al anonimato nuevamente, más la búsqueda de un Verger que quiere ver al canibal devorado por cerdos salvajes como venganza a una extraña noche de copas, Hopkins y Oldman nos muestran un par de increíbles y perversas actuaciones que ubican perfectamente a estos dos caracteres del séptimo arte como dos de los más terribles moutros de la cinematografía. Otra réplica a la crítica general, es que yo encuentro en Julianne Moore una Starling mucho más adecuada que en Jodie Foster, pues su semblante trágico recrea más al personaje de Thomas Harris. Y no puedo cerrar el texto sin mencionar la también magnífica interpretación de Liotta como el sexista y asqueroso compañero policía de Starling. Una repulsiva y poderosa conclusión para una de la más memorables sagas de todos los tiempos que navega entre el horror, el misterio y el apetito por la carne humana.


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